El primer mes acaba bien, como las pelis de Hollywood. Ayer firmamos el contrato del piso, ya tenemos las llaves y todo. Por otra parte, llevábamos toda la semana intentando arreglar con la residencia donde estamos para irnos hoy, porque habíamos firmado hasta el 15 de septiembre. Después de torearnos toda la semana, hoy a las once de la mañana nos han dicho la solución: en vez de los 200 euros que pagaríamos por las dos semanas que quedan, les dábamos sólo 100 y nos íbamos hoy antes de las 12. Claramente, hemos decidido quedarnos, 100 euros de diferencia no son mucho, y en el piso no hay electricidad hasta el lunes, no tenemos muebles... casi mejor así, más cómodos mientras vamos arreglando todo.
Además, hoy llegó lo que habíamos mandado desde Canadá. Lo malo fue que venía todo montado en un palé y envuelto en celo, y me lo dejaron en la calle, con lo que nos tocó a Rana y a mí subir todo a casa (281 kilos). Pero bueno, contentos, parece que las cosas más frágiles han llegado más o menos bien por lo poco que hemos visto.
Luego fuimos a una tienda de electrodomésticos a buscar frigorífico y lavadora. Todo muy bien, hasta que preguntamos por el pago a plazos: como llevamos menos de tres meses aquí, el banco con el que trabajan no acepta. Al menos es mejor que la otra tienda que hemos visto últimamente: en aquella no podíamos porque la tarjeta de débito está a nombre de Rana pero el contrato de trabajo es mío (poco importa que la cuenta sea de los dos). Comprar todo de golpe es mucho, así que vamos a aprovechar estas dos semanas buscando. Además, mañana vamos a IKEA otra vez, si nos financian compraremos un poco de todo, si no compraremos lo justito.
Antes de volver a la residencia paramos en casa. Aquí pongo un vídeo (8.6 MB).
Hemos hecho mucho este mes, en tema de conocer la ciudad, gente, el trabajo, y asentarnos. Con lo último estamos contentos, el estrés va pasando según vamos arreglando cosas. Pronto, hogar dulce hogar...
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