A nada que se despista uno, se pasan el tiempo volando sin escribir. He estado una semana y media en Santander, para un congreso que he co-organizado (formo parte de un grupo de investigación creado por Jaime, mi director de tesis). Aunque no era mi campo de investigaión, he aprovechado para hacer unos planes de trabajo interesantes con gente que me he encontrado allí. Hasta el tiempo se ha puesto de nuestro lado: una soleada pausa de cuatro días de duración, coincidiendo con cuatro días de congreso, en medio de la lluvia y el frío.
Por otra parte, he disfrutado mucho volver a Santander. Enseñarle a Rana la ciudad, tomándonos nuestro tiempo, nos ha relajado de verdad. Así me he dado cuenta de que las visitas de familiares y amigos en verano, a pesar de entretenidas, no fueron vacaciones de verdad. Y volver a los amigos de allí, aunque sólo fuera por un rato, ha valido realmente la pena.
miércoles, 5 de noviembre de 2008
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