miércoles, 8 de octubre de 2008

El sistema de publicación en matemáticas (II)

Esta es la segunda parte de una serie sobre el sistema de publicaciones en matemáticas.

En la primera parte expliqué que los matemáticos publicamos las cosas que vamos descubriendo. Es más, tenemos que hacerlo, no sólo porque así avanza la ciencia, sino porque es lo que puedes poner en tu CV, lo que cuenta a la hora de buscar trabajo (entre otras cosas).

El contenido de un artículo

Lo más importante en un artículo es que nuestro nombre figure como autor: es la manera estándar de mostrar que uno ha colaborado en el contenido. Tradicionalmente, en matemáticas se escriben los nombres de los autores en orden alfabético, pero en otras disciplinas se hace por orden de importancia, se mida como se mida eso (a veces hay competición por poner tu nombre el primero o segundo si hay muchos autores). Otra parte importante son las referencias: citar los artículos en los que se basa nuestro trabajo y a partir de los cuales hemos avanzado. Por lo demás, uno simplemente escribe lo que ha hecho, cuál es el contexto de esa investigación, para qué vale o puede valer, etc. Lo normal es que los artículos sean tan especializados que sólo gente en el mismo área de trabajo puede entenderlos bien.

Los matemáticos usamos casi siempre un lenguaje llamado LaTeX, que nos permite escribir fórmulas, expresiones matemáticas y demás usando sólo texto (por supuesto, luego hay que compilar el fichero de texto, lo que crea un pdf o similar). Así se puede mandar electrónicamente nuestro artículo. Antes de la era de los ordenadores, lo que se hacía era usar una máquina de escribir para el texto, dejando espacios para las fórmulas, que luego se escribían a mano; la correspondencia, 100% en papel.

El proceso de publicación

Lo más habitual es:

  1. se manda el artículo terminado a la revista que hayamos elegido.

  2. En cada revista suele haber varios editores especializados en distintos temas, y el editor más adecuado para nuestro candidato a artículo busca a dos matemáticos que estén dispuestos a revisarlo. Eso puede llevar semanas.

  3. Tras unos meses de lectura cuidadosa (en teoría), estos escriben al editor sus recomendaciones sobre la publicación o no en esa revista, y el editor se pone en contacto con los autores para comunicarles su decisión: aceptado, sí pero tras hacer unas mejoras, no, etc.

  4. Si se acepta, el artículo se publica unas semanas o meses después (muchas revistas publican un par de números al año o menos). Si no, hay que buscar otra revista a la que mandarlo.


Por supuesto, hay revistas muy prestigiosas que sólo aceptan artículos excepcionales, y hay muchas otras de menor nivel que aceptarán casi cualquier cosa que sea correcta, aunque no sea relevante.

¿Cómo elegimos dónde mandar un artículo? Es una cuestión muy importante, de ello depende la difusión que tenga y el prestigio que recibamos por publicarlo (las mejores revistas sólo aceptan artículos de gran calidad). Uno quiere publicar en la mejor revista posible, así que hay que intentar estimar qué revistas pueden aceptar. No pasa nada si rechazan un artículo, salvo que habremos perdido unos meses en el intento.

¿Cómo se sabe qué revistas son mejores que otras?

No existen indicadores objetivos acerca de la calidad de una revista. Lo mejor es hojear los artículos publicados recientemente en ella. También ayuda ver la lista de editores: un consejo editorial internacional o con matemáticos conocidos suele ser mejor que uno donde casi todos los miembros están en la misma universidad.

Desde hace unos años hay un indicador que se usa mucho: el llamado factor de impacto, un número que básicamente mide cuántas veces se citan los artículos publicados en una revista (se entiende que cuanto más se cita un artículo más importante es). Hay una empresa que se dedica a recopilar esta información y calcula los factores de impacto de muchas revistas diferentes, información a la que se puede acceder (previo pago). Es una información muy conveniente, un ejemplo: si alguien tiene que elegir entre dos candidatos para un trabajo, en lugar de tener que leer los artículos de cada uno para hacerse una idea de su importancia (cosa difícil si no se es un especialista), es mucho más fácil buscar las revistas donde ha publicado cada uno en el índice de factores de impacto, y descartar por ejemplo los artículos que estén en revistas que no aparecen allí (como la revista es "mala", el artículo también), y luego comparar los índices de los artículos (de sus revistas) que queden.

El uso extensivo del factor de impacto tiene por tanto la ventaja de que proporciona una medida rápida de la posible calidad de un artículo, asumiendo siempre que cuanto mejor es mejor será la revista donde está publicado. Pero hay varias desventajas: hace que se pierda la importancia del contenido del artículo, poniendo énfasis sólo en las revistas. El resultado es que elegir una revista se convierte en un "concurso de popularidad" en cierto sentido, y muchas revistas pequeñas reciben pocos artículos de calidad por no estar en el índice. Por otra parte, más cantidad de citas no significa necesariamente más calidad, y el efecto del tiempo es muy importante (los artículos más famosos siguen citándose muchas décadas después). Además, en cualquier caso estas cifras son dadas por una empresa, cuyo principal interés no es la ciencia sino, por definición, los beneficios: siempre es posible poner o quitar ciertas revistas del índice por intereses no científicos.

Creo que ahora queda más claro qué busca un investigador a la hora de publicar un artículo. Pero es importante ver también la otra cara de la moneda: ¿cuál es la motivación de las revistas para publicar buenos artículos?

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