miércoles, 9 de enero de 2008

Burocracia española

Me pasó algo estas vacaciones que me apetece contar. La historia empieza hace un par de meses, cuando me doy cuenta de que tengo el DNI caducado. Así que me dispuse a aprovechar la visita a Madrid para sacarme el nuevo DNI que dan ahora.

Ya me habían dicho que suele haber mucha cola (dan números por la mañana y siempre se queda gente fuera) así que fui un día por la mañana, sin madrugar, a preguntar. Estaba cerrado, y no ponía qué días abrían en vacaciones... un policía de guardia me dijo que abrían a las nueve pero que viniera antes a por número.


Como no parecía fácil pensé en no sacármelo, después de todo en Austria me manejo con el pasaporte (y apenas lo necesito). De todas formas, el miércoles 2 de enero madrugué y llegué a la comisaría a las 7:45.¡Y ya había una cola bien larga! Los dos tipos delante de mí se quejaban de que ya habían venido otros días y se habían quedado sin número (por lo visto, en verano es muchísimo peor). Como me quedaba una hora por delante, saqué mi cámara, salí fuera y grabé un vídeo de la cola. Luego pregunté a un policía cómo podía hacer para quejarme por escrito, y fui a la parte de la comisaría donde se ponen las denuncias. Allí me dieron un formulario que me puse a rellenar, quejándome de que el servicio fuera tan escaso sabiendo la mucha gente que viene (por lo visto llevan así meses). Aproveché para predicar un poco, enseñando el papel a los vecinos de cola, a ver si alguien quería quejarse más en serio, pero nada. Mientras estaba rellenando, otro policía empezó a repartir números, así que volví a la cola, y me tocó el último que dieron, el 65 (había al menos quince personas más detrás de mí, más las muchas que fueron viniendo durante el día, que se quedaron sin número). Me dijeron que me pasara a partir de mediodía, que antes seguro que no me tocaba. Como me quería ir a Madrid y no perder toda la mañana, acabé la queja (el policía que la cogió me dijo que hacía bien), y me fui a casa dispuesto a olvidarme del tema.

El caso es que el día siguiente me despertó mi padre porque él había ido a buscarme un número. Le dieron el 23, con lo que yo tenía que estar por allí a partir de las diez. Además, resultó que no habían atendido a todos el día anterior, me habría quedado fuera si hubiera esperado (dieron números nuevos a esos).

Al llegar allí, había gente en la calle (con frío y lluvia) porque sólo dejaban entrar a la sala de espera de diez en diez personas. Pronto me tocó entrar, a una sala llena de gente. Seis personas atendían DNIs, pasaportes y extranjería (pero había dos ordenadores vacíos). También noté que había dos máquinas, con pinta de cajeros automáticos, que servían para renovar los nuevos DNIs (pero casi nadie los tiene todavía...). El policía que daba los números estaba dentro controlando, resultó ser un tipo un tanto gruñón y de malas maneras: cuando alguien se quejó del frío afuera, contestó "sí, yo también tengo frío". E insistía a la gente para que buscara un sitio para sentarse, porque si nos veía el jefe de pie le echaba la bronca. Yo no pude callarme y le contesté levantando la voz desde lejos un par de veces. Me cabreó bastante la situación.

Un rato después el policía se fue un rato, y yo salí a la puerta a decirles a los de fuera que, si yo fuera ellos, entraría ahora y dejaría de pasar frío sin motivo. Nadie me hizo caso, supongo que es comprensible no querer arriesgarse a que se te enfade un policía. Por fin me tocó, y mientras esperábamos a que la máquina metiera la información en el chip le pregunté a la funcionaria si ellos tenían alguna manera de quejarse (a ellos les toca aguantar los cabreos de los clientes). Me dijo que lo hacían todos los días, pero como Alcorcón está en la periferia, por allí no se pasa nadie (creo que se refería a sindicatos pero no lo sé seguro).

Cuando me iba, me acerqué al policía y le pregunté el nombre de su jefe, porque él era el que no quería demasiada gente en la sala de espera. No me lo dijo, se dedicó a darme largas. Insistí pero nada, me planteé por un segundo preguntarle su propio nombre para ver si le metía presión por no ayudarme, pero pasé del tema.

Mientras volvíamos a casa, yo me sentía derrotado; el día anterior había puesto una queja al menos, pero esta vez no había podido hacer nada: ni hacer constar mis quejas (por lo visto reciben una docena todos los días), ni sacarle nada al policía, ni movilizar un poco a la gente, ni nada. Hablando con mi padre, que me contó muchas otras historias parecidas, me di cuenta de que no podía haber hecho nada más: me quejé, pregunté, me encaré un poco, aconsejé a la gente (intento de motín)... hace falta un poco de esfuerzo por parte de mucha gente, y llevará tiempo cambiar incluso cosas pequeñas; y nunca puede uno hacer mucho él solo.

De vuelta en Austria, me alegro de haber hecho lo que hice aunque no cambiara nada. Más práctica por si en el futuro me meto en más cosas así, que seguro que lo haré.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Por lo que se oye, parece que el nuevo DNI ha traído muchos incovenientes a todo el mundo. Conseguirlo es bastante más complicado que antes, y las ventajas que puede tener no se aprovechan.

David Sevilla dijo...

Seguro que en el futuro se notan las ventajas, pero lo malo es no haber previsto los "atascos", y peor aún no haber hecho nada en meses al respecto.

Anónimo dijo...

¡Vaya, ahora que hace más de tres años que lo tengo caducado y comenzaba a pensar en renovármelo me lo pones tan negro! En fin, seguro que en el consulado lo consiguen más fácilmente...

Jaime

David Sevilla dijo...

Igual es más fácil, pero tendrás que esperar mucho más, imagino. Pero bueno, claramente no te corre prisa :)