sábado, 7 de agosto de 2010

El infierno burocrático en Austria (I)

Una vez más se cierne sobre mí el muro de la burocracia en un país extranjero. En Austria no habíamos tenido muchos problemas, salvo la residencia de Rana (pedían unos papeles un tanto engorrosos de conseguir pero al final no hicieron falta gracias a un comprensivo funcionario al que siempre cito en mis plegarias desde entonces). Pero esta vez nos hemos topado de frente... dentro de muy poquito tendremos una bebé, y eso nos va a traer de cabeza por otros motivos que los obvios en estas situaciones:
  • Estoy intentando informarme sobre la baja por paternidad. No es tan difícil: la información está en internet, todo en alemán pero la traducción automática ayuda bastante. Ahora bien, cuando me han faltado los detalles he decidido ir al Arbeiterkammer (AK), algo así como un organismo sindical (no estoy muy seguro de esto), a que alguien me los cuente. Y ahí ha estado el problema: me ha tocado una señora muy dispuesta a contarme los detalles mas recónditos de la baja por paternidad, pero cuando se ha dado cuenta de que mi alemán no daba para mucho se ha puesto un poco terca y me ha dicho que venga con un traductor. No ha servido de nada sugerir que cambiemos al inglés (la explicación de la negativa me la he perdido, pero a estas alturas tengo claro que no les dejan hablar en otros idiomas y ellos tampoco están mucho por la labor); ni explicar que con mi diccionario no habría problema (ella no tiene tiempo me dice, aunque entonces ¿por qué hacerme venir otra vez?). En total he estado casi una hora creo, la segunda mitad le he dejado hablar sin interrumpir y he pillado un par de detalles. En fin, como no tengo nadie muy a mano igual acabo yendo solo otra vez, aunque seguro que no le hace gracia, pero bueno, que se gane las lentejas, que lo que pregunto no es difícil de explicar (si uno tiene unas habilidades básicas de comunicación, que no parece ser el caso).
  • Pero encima, para lo anterior y muchas otras cosas hace falta sacar una partida de nacimiento. Y para eso, qué menos que presentar nuestras propias partidas de nacimiento (¿?) y el acta de matrimonio. No nos libramos de tener que hacer traducciones oficiales (vaya negocio) de las partidas de nacimiento, pero lo más "gracioso" es lo del acta de matrimonio: como está hecha en Canada es en inglés, cosa que aquí les ha parecido aceptable para sorpresa mía; pero hay que validar el documento a base de ponerle primero un sello en el ministerio de asuntos exteriores de Canadá, y luego otro sello en la embajada austriaca en Canadá. ¿Para qué? Quién sabe. Lo que sí hemos averiguado ya es que si lo hacemos por correo, el ministerio tarda siete semanas (más lo que tarden los transportes) y luego hay que mandar el papel a la embajada para el segundo sello. Existe una posibilidad de que nos lo haga alguien en persona, pero está por ver cuánto ahorramos. A todo esto, nos dijeron aquí que tendríamos que sacar la partida de nacimiento en los dos primeros meses, pero ni de broma tal y como pintan las cosas. Yo al principio estaba bastante cabreado con el tema, pero alguien me ha recordado la regla de oro de los papeleos de inmigrante: si no cuela a la primera, prueba otra vez, que igual hay otra persona distinta en la proverbial ventanilla. En fin, igual todavía podemos hacer la historia esta aquí en Austria, peregrinando por embajadas y consulados que se presten a ello. Total, no puede ser que toda la gente que se casa fuera de Austria y luego se muda aquí haya tenido la visión de futuro de poner todos los sellos en los documentos antes de venir, y tampoco creo que las autoridades austriacas dejen a niños sin "retratar" por un sello que sólo certifica que el documento no es falso (tampoco veo que un golpe de sello de caucho haga mucho en ese sentido, vaya).
Iré contando cómo se desarrolla el culebrón.

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