sábado, 21 de junio de 2008

Escuela Z (nada que ver con Zapatero)

Como ya he comentado varias veces, suelo leer artículos en ZNet, para saber un poco más en profundidad qué pasa aquí y allá. De hecho, me he suscrito para colaborar un poco con ellos, y a cambio recibo todos los días un artículo (además de los que puedo leer gratuitamente). Pues bien, han empezado a organizar cursos online en lo que llaman ZSchool, empezando por cinco cursos, que para los que pagamos salen gratis (si no son 100 dólares). Duran diez semanas, y son sobre diversos temas: teoría política, organización, economía, raza/género, ecología, ciencia y arte... Tiene muy buena pinta, la gente de ZNet parece bastante seria así que espero que los cursos contengan bastante información (de la de verdad) y se puedan discutir las cosas de manera crítica. Me he apuntado a dos de ellos: "Sociedad participatoria 1" y "Entender a Venezuela: esperanza progresiva o ilusión peligrosa". Empiezan el 1 de julio, a ver qué tal va. Después hay más cursos en otoño (hay nada menos que 24 cursos programados), para entonces ya no me saldrán gratis, pero no me importa ahorrar para pagar por aprender cosas que valgan la pena. Ya os contaré.

miércoles, 18 de junio de 2008

Saber o creer

Uno va aprendiendo cosas cuando va creciendo. En un momento dado, las cosas que se han absorbido desde que se es chico se van haciendo más aparentes porque uno, en su madurez, las exterioriza y compara con sus experiencias reales. Así se van quitándose de encima prejuicios, falacias, etc. y al mismo tiempo reforzando lo que queda tras quitar la paja. O por lo contrario fortaleciendo las creencias sin base, según lo que la vida nos ponga delante.

Inevitablemente, es difícil enfrentarse al contraste entre creencias internas falsas aceptadas dogmáticamente y realidades palpables que se ponen delante de uno (el término técnico es disonancia cognitiva). Como resultado, muchos de nosotros escapamos una y otra vez (en parte de manera inconsciente) ante la posibilidad de sufrir desorientación, desilusión, culpabilidad... los distintos sentimientos asociados a un cambio de perspectiva. A veces, cuando estamos más preparados para admitir esas verdades que nos acechan desde nuestro propio subconsciente, hacemos acopio de valor y damos un paso hacia delante.

Toda esta parrafada viene motivada por mis cavilaciones internas. Desde que me mudé a Montreal no he parado de tener experiencias nuevas que me han ido cambiando la visión del mundo. La mayoría de las cosas que he (des)aprendido tienen que ver con gente de culturas de las que sabía lo que se aprende por ósmosis viendo películas, y con cosas que pasan en el mundo y que no nos cuentan de manera equilibrada en los noticieros que tenemos más a mano. A eso se une que mi mujer sea de otra parte del mundo, y haya vivido en varios países, con lo que periódicamente averiguo que estaba en un error al pensar esto o aquello. Y es bastante frustrante, porque siempre tengo la sensación de ser como un chiquillo que no ve mucho más allá de sus narices. Sé que en realidad no es así, la diferencia con mi antiguo yo es bastante grande; para compensar mis carencias percibidas, suelo consolarme pensando en que al menos soy alguien de mente abierta (a veces demasiado, hasta el punto de no fiarme de mis propias opiniones) y lo suficientemente humilde como para reconocer que no sé o que me he equivocado, y cambiar de rumbo. Quizás por eso creo ser lo suficientemente valiente como para enfrentarme a mis errores con frecuencia, admitirlos aunque cueste, y pasar a ser un poquito más sabio.

En cualquier caso, muchas de esas opiniones que llevaba como bandera ya han caído o flaquean peligrosamente, y no es una sensación agradable. Así que para aprender, voy leyendo lo que puedo sobre los distintos temas que me interesan ahora (por ejemplo islam, economía, política internacional, cambio climático). Otra cosa que hago, sobre todo cuando no tengo una opinión formada, es elegir una postura y defenderla ante otros como si fuera mía, buscando argumentos en contra. Rana dice que es mi vena de científico la que me lleva a hacer cosas así. Yo lo tengo claro: si no confronta uno lo que cree, ¿cómo puede defenderlo? Pero mientras tanto, y desde hace tiempo, noto que casi todo lo que creo no tiene mucha base. Y eso me hace sentir bastante inseguro en mis opiniones (mala cosa para alguien ya inseguro de por sí).

En fin, cavilaciones de tarde(s) lluviosa(s). Cómo cambian las cosas, cuando empecé a escribir en internet fue solamente para contar a los amigos las cosas curiosas que me iba encontrando en el mes que pasé en Idaho, y ahora me da por filosofar a troche y moche y escribir lo mal que está el mundo. ¡Me hago mayor!

domingo, 8 de junio de 2008

Armas nucleares en el Medio Oriente: haberlas haylas...

Se habla mucho últimamente sobre el programa nuclear de Irán. Que si va en contra de la legislación internacional, que si quieren tener bombas atómicas, que si quieren borrar a Israel del mapa... pero cuando uno va leyendo medios distintos de los de siempre, se va enterando de otras cosas también.

A grandes rasgos: Irán es uno de los países firmantes del Tratado de No Proliferación Nuclear (NPT). Sólo hay cuatro países no firmantes: India, Pakistán, Israel y Corea del Norte. Este tratado permite explícitamente el desarrollo y utilización de tecnología nuclear no militar. El caso es que, hace un par de décadas, Irán ocultó parte de su programa nuclear (en concreto la producción de uranio enriquecido, que vale para producir energía pero también es uno de los pasos en la construcción de armas), en contra de las reglas de la Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) de las Naciones Unidas, que publicó un informe al respecto en 2003. EEUU y algunos países europeos mantienen que hay una intención oculta de producir armas nucleares; después de varios años de tomas y dacas diplomáticos, Irán no paró la producción pero se ajustó a las directrices del OIEA, y esta publicó en febrero de 2008 un informe positivo respecto a las violaciones, dando todo por zanjado. Además, Irán ha adoptado voluntariamente el llamado Protocolo Adicional, que permite más inspecciones internacionales; se ha ofrecido a permitir que el enriquecimiento de uranio esté bajo mandato internacional (punto rechazado de plano por EEUU), etc.

Un par de cosas que no son tan conocidas: el líder espiritual actual en Irán, Ali Jamenei, publicó una fetua (según wikipedia, "un pronunciamiento legal en el Islam, emitido por un especialista en ley religiosa sobre una cuestión específica") en la que dijo que la producción, almacenamiento y uso de armas nucleares están en contra del islam. Esto es comparable a que lo hubiera dicho el Papa, por ejemplo (con la salvedad de que no hay una figura de poder centralizado en el islam). De hecho, la mayoría de la población iraní cree que las armas nucleares están en contra del islam.

Es cierto que el OIEA no ha encontrado evidencia concluyente de que no hay un programa de armas nucleares oculto. Aunque es técnicamente posible que lo haya, lo cierto es que de los 61 países que han firmado tanto el NPT como el Protocolo Adicional, sólo en 21 de ellos se ha certificado la ausencia. Así que Irán es sólo uno de 40 (uno de esos cuarenta es Sudáfrica, país que de hecho sí desarrolló por sí mismo armas nucleares, que luego desmanteló). Además, debido a presiones de países europeos, Irán estaba dispuesto a mantener sólo un programa piloto e importar el uranio enriquecido necesario desde Rusia (permitiendo por tanto un control total por parte de otros países); EEUU se negó a que Irán consiguiera uranio enriquecido en absoluto. De hecho, la única fuente que sugiere que Irán ha querido armas nucleares es un informe estadounidense que se basa en un portátil que sacaron de Irán en 2004; aparte de ser falsificable, esa información es ya antigua e irrelevante: una agencia estadounidense publicó en noviembre de 2007 que creían que el posible programa armamentístico nuclear iraní se había detenido en otoño de 2003.

Por supuesto, aquí hay una cuestión de dobles estándares: los cuatro países no firmantes del NPT tienen armas nucleares, en algunos casos obtenidas con ayuda de países occidentales. El caso más flagrante es el de Israel: en 1986, un ex-técnico nuclear israelí llamado Mordejái Vanunu divulgó que Israel poseía armas nucleares (el Mossad, agencia de espionaje israelí, le secuestró en Roma, se le juzgó y condenó a 18 años en la cárcel, y aunque salió en 2004 se le prohíbe salir del país, hablar con extranjeros, etc.). A pesar de ello, la posición oficial israelí es negar que tengan armas nucleares. Cómo no, si EEUU da a Israel miles de millones de dólares al año, cosa que tendría que dejar de hacer por ley interna si se admitiera. Al mismo tiempo que amenaza a un país que coopera con la comunidad internacional como es Irán, o se llama "aliados" a países como Pakistán (¿a por ese dictador no vamos? Va a ser que como ya tienen armas nucleares, hay miedo...). Por cierto, acabo de ver que Jimmy Carter ha dicho públicamente que Israel tiene al menos 150 armas nucleares. A ver qué sale de eso.