La primera actividad a la que asistimos fue unas charlas entre expertos de los cuatro países (Austria incluída) sobre distintos temas: economía, seguridad, etc. Bastante interesante, sobre todo la parte económica (gran protagonista y gran desconocido: la crisis y cómo se desarrollará). Me resultó interesante saber algunos puntos de vista de países que ambivalentes con respecto a la idea de entrar en la UE (ventajas, pero también inconvenientes: pérdida de independencia).
Al día siguiente había un desayuno público con unos directores y actores de teatro turcos, y nos sentamos precisamente al lado de la organizadora de Extra Europa, una chica austriaca que ha vivido en Noruega y en Turquía. Nos habló de otra actividad que había la semana siguiente: cultura del norte de Noruega.
Y allá fuimos: al Transborder café. Se llama así porque es una actividad de integración que hacen en la región de Barents, en los fríos nortes, entre cuatro países (Noruega, Finlandia, Rusia y Suecia) más un grupo étnico, los Samis, repartido por la región. Durante tres días hubo música, humor, vídeos y charlas sobre la identidad de la gente de aquellas tierras. Nos encantó. A todo esto, como las lenguas de los Sami están en peligro, nos hablaron de un proyecto que instalarán en un museo, donde dan palabras al azar a los visitantes para que se hagan cargo de ellas y así no se pierdan. Y a mí me tocó esta:
jǎskkeed: bromear
Entre lo mejor, un filósofo/humorista que nos habló de cómo la economía de la zona había sido salvada por IKEA, y un grupo que hacía música tradicional rusa con sonidos modernos.
Y este fin de semana, hemos ido a un concierto maravilloso: el cantante turco Ahmet Özhan, que canta música religiosa con una voz fuerte y poética, acompañado de dos bailarines derviches. Hay música religiosa islámica de muchos tipos; la que canta este señor es rítmica y muy espiritual. Y de los bailarines se podría hablar horas y horas; baste decir que pertenecen a la doctrina ascética sufí (mi resumen: mística islámica, en oposición a rituales mecánicos que pierden su sentido, y cultivo de la relación personal directa con Dios). Son muy conocidos por esa ceremonia en la que giran sobre sí mismos durante horas, en un trance posiblemente muy similar a la meditación. Estar frente a ellos, y con la música de fondo, fue una experiencia impresionante. Aquí pongo un video de Youtube, que no le hace ninguna justicia ni a la música ni al «baile».